¿Qué hace una chica de Letras en UX?

Jes Brestovisky
3 min readOct 2, 2020
Imagen de “In this world”, uno de mis temas favoritos de Moby

Estudié Letras y mi carrera, pese a no ser ortodoxa, nos casseteó con la docencia o investigación como únicas salidas laborales posibles.

Así que hice mi caminito conforme al mandato.

No me quejo de mis años de docencia, me trajeron mucho aprendizaje, ya no de enciclopedia, sino humano. Lo que más me gustaba de mi trabajo era guiar a mis estudiantes para que pudieran lograr sus objetivos, motivarlos y contagiarles, como un buen geek que soy, mi amor por la mitología griega, los cuentos policiales y de terror.

Pero hubo un momento en que me pregunté: ¿Esto es todo? ¿Acá se termina la magia?

A su vez, la maternidad y otras experiencias de vida fueron el caldo de cultivo de una crisis en mí. Ojo, “crisis” en el sentido de oportunidad de cambio, reinvención, renacimiento y un volver a barajar las cartas de mi vida.

Faltaba algo. Algo que me hiciera vibrar alto, algo que me “volara la peluca”.

A veces está bueno que la vida nos despeine. ¡Y cuánto mejor si nos vuela la peluca!

Si esto fuera una novela (nada de culebrones, eh)

Madame Bovary de Gustave Flaubert. Una historia atemporal que hoy podría leerse en clave feminista.

Si tuviera que buscar un ejemplo del mundo literario, yo sería esa Emma Bovary, casada con el estable y simplón Charles, muy predecible y falto de emoción.

Emma ansía otra clase de amor, más romántico, aventurero y desfachatado. Y por eso cambia de amantes en busca de esa aventura que le dé sentido a su vida. Su crisis tiene que ver con eso: Charles (o lo que él representa) ya no le es suficiente.

Sin entrar en el dramático desenlace de Emma, en este paralelismo Charles Bovary sería mi carrera y sus caminos predecibles, pero …¿quién personificaría entonces al amor aventurero?

Por mucho tiempo no lo supe, y hasta llegué a pensar que era muy “gata flora” por no ser feliz transitando el camino trazado y predecible.

Hasta que un día, serendipia mediante (como todos los grandes descubrimientos), lo encontré.

Si esto fuera una serie (nada de Heisenbergs)

Metiéndome ahora en el terreno de las series (que son mi debilidad, como toda historia bien contada), si esto fuera Sex and the City y yo fuese Carrie Bradshaw, mi Aidan tranquilo y estable sería mi carrera de Letras.

Y mi fascinante Mr Big sería el UX…

El UX. Esa chispa que vino a desestructurarme y desafiarme, a enseñarme mundos posibles e impensados.

Una disciplina participativa, donde todo background diverso es bienvenido y suma.

Ahora bien, ¿Qué puedo aportarle yo?

Si tuviera que elegir una sola cosa, sería esta manía incesante de imaginar historias para contar desde que era muy chiquita y me pasaba horas armando guiones imaginarios para las aventuras de mis muñecas.

También, ya de adulta, ese afán de relacionar situaciones y contextos con lecturas previas (todo escritor es primero un buen lector, decía Borges), de empatizar ya no con personajes sino con seres de carne y hueso, de verlos en toda su complejidad y profundidad, tratando de adivinar qué piensan y de entender cómo sienten.

Porque, en esta nueva edición de la historia del huevo o la gallina, nunca sabremos si la Literatura copia a la vida, o es la vida misma quien copia a la Literatura.

¿Y vos? ¿Cómo llegaste a este mundo fascinante del UX?

Parece que hay equipo nomás…

Te leo :)

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Jes Brestovisky

Vi luz y entré. UX Writing desde los ojos maravillados de una chica de Letras.